Un grupo de 36 voluntarios de ciudades como Almería, Murcia, Alicante, Madrid, Málaga o Guipúzcoa ha iniciado el proyecto “Testudo: un programa de seguimiento para la conservación de las poblaciones de tortuga mora en España”. Este proyecto está promovido por el Área de Ecología de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Los voluntarios han participado en censos de tortugas en ocho lugares de sistemas litorales y prelitorales de Murcia y Almería, representativos de las poblaciones del sureste ibérico. Las tortugas encontradas han sido medidas, marcadas y geolocalizadas. Durante las primeras semanas de los meses de mayo y junio se prevé repetir los censos un par de veces más. Los resultados obtenidos se difundirán a través del Servidor de Información Anfibios y Reptiles de España (S.I.A.R.E.), gestionado por la Asociación Española de Herpetología.

Las tareas de seguimiento de las poblaciones y la sensibilización para la conservación de la tortuga mora son claves para garantizar el futuro de las poblaciones silvestres. Esta especie se encuentra amenazada principalmente por la pérdida y la fragmentación de su hábitat, su tenencia en cautividad o los incendios forestales.

El proyecto “Testudo: un programa de seguimiento para la conservación de las poblaciones de tortuga mora en España” concentra, además, el esfuerzo de varias asociaciones relacionadas con la conservación de esta especie como la Asociación Española de Herpetología (AHE), la Asociación para la Custodia del Territorio y el Desarrollo Sostenible (ACUDE), la Asociación Herpetológica Murciana (AHEMUR), Ecologistas en Acción de la Región de Murcia o la Sociedad para el Estudio y Recuperación de la Biodiversidad Almeriense (SERBAL). Asimismo, implica a administraciones como la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Puerto Lumbreras (Murcia), que cedió las instalaciones del Albergue Juvenil “Cabezo de la Jara” a los voluntarios durante el censo.

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