Conferencia: La “Hormona perdida” y la evolución de jasmonatos en plantas
14 noviembre 2024
La “Hormona perdida” y la evolución de los jasmonatos en las plantas es el título de la conferencia que impartirá mañana viernes, 15 de noviembre, el profesor de Investigación en el Departamento de Genética Molecular de Plantas del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del Consejo superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid Roberto Solano Tavira. El seminario está organizado por el catedrático de Genética, investigador y miembro del grupo fundador del Instituto de Bioingeniería (IB), así como director del Departamento de Biología Aplicada de la UMH, José Luis Micol Molina, y tendrá lugar a las 13:00 horas, en el Salón de Actos del IB, ubicado en el edificio Vinalopó del campus de Elche.
Todas las plantas y los animales del planeta proceden de un antepasado unicelular común, pero han evolucionado por separado durante mil quinientos millones de años. A lo largo de su historia evolutiva, los animales han perfeccionado y diversificado su sistema nervioso y su aparato locomotor, que les permiten entre otras muchas cosas alejarse del peligro. Por el contrario, las plantas han elegido la inmovilidad y, para sobrevivir, se han visto obligadas a desarrollar complejos sistemas de alarma, protagonizados por hormonas que perciben el peligro y desencadenan reacciones de defensa química contra los invasores. Una de estas hormonas vegetales es el jasmonato, una pequeña molécula que juega un papel central en la percepción de las heridas y del ataque por animales herbívoros, hongos y bacterias.
Los jasmonatos son hormonas lipídicas esenciales para la defensa y el desarrollo de las plantas, cuya estructura es similar a la de las prostaglandinas animales. Se descubrieron hace más de cincuenta años en el aroma del jazmín, al que deben su nombre (en inglés, “jasmine”). Una de sus funciones más importantes es la de actuar de centinela y avisar del peligro exterior. La primera respuesta de una planta ante la aparición de una herida, como la causada por la mordedura de un herbívoro, es la síntesis de jasmonato, cuya presencia constituye la señal de alarma que activa a determinados factores de transcripción, unas proteínas que a su vez ponen en marcha una batería de genes de defensa. En ausencia de peligro, estos genes permanecen inactivos.
A lo largo de las últimas décadas se han logrado avances significativos en la comprensión de las funciones de los jasmonatos, fundamentalmente en la planta modelo Arabidopsis (Arabidopsis thaliana) que, sin embargo, no han proporcionado una visión panorámica de la diversidad de las rutas biosintéticas y de señalización de estas hormonas en todos los linajes del reino vegetal. El grupo del conferenciante ha realizado análisis comparativos de estas rutas en plantas filogenéticamente distantes, identificado así una nueva hormona que actúa como el jasmonato de Arabidopsis en las briofitas (plantas no vasculares) y las licofitas (las plantas vasculares más antiguas no extintas). En su charla discutirá la relevancia de este hallazgo y cómo ha contribuido a una mejor comprensión de la evolución de las funciones de los jasmonatos en el reino vegetal.
Roberto Solano realizó su tesis doctoral en el Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC, Madrid). Tras doctorarse en Biología en 1995, trabajó de 1996 a 1999 en la University of Pennsylvania (Philadelphia, EEUU) y se incorporó en el 2000 al CNB, donde es profesor de Investigación desde 2009. Dirigió la Unidad de Genómica del CNB de 2004 a 2010. Ha estudiado la biología de los jasmonatos tanto en Arabidopsis como en la briofita Marchantia polymorpha. Ha publicado más de 120 artículos, con más de 22.000 citas, en revistas de excelencia como Cell, Science, Nature, Nature Plants, Nature Structural Biology, Nature Communications, Molecular Plant, EMBO Journal, PNAS, etc. Fue elegido miembro de la Organización Europea de Biología Molecular en 2016. Ha sido destacado por la Web of Science como investigador altamente citado durante ocho años consecutivos, desde 2014 a 2021; solo unos 100 científicos españoles reciben cada año esta distinción.
Fuente imagen: Archivo.