Un equipo del Instituto de Neurociencias desarrolla y patenta un tratamiento con hormonas para tratar los trastornos sociales
26 junio 2024
Un equipo del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), liderado por Félix Leroy, ha desarrollado y patentado un tratamiento para trastornos sociales de la conducta como la ansiedad o la introversión extrema. Se basa en el uso de hormonas que genera el cerebro de forma natural y que, tal como han descubierto, pueden regular la respuesta conductual relacionada con la interacción social.
La patente se basa en un trabajo publicado el pasado año en la revista Cell.
Es sabido que los niños y las niñas tienen preferencia social, de forma natural, por sus figuras familiares. Ahora bien, en algún momento del crecimiento esa preferencia se invierte y los niños buscan nuevas interacciones sociales. No obstante, en algunos casos ese cambio no sucede de forma natural y se desarrollan trastornos sociales y conductas evitativas, que pueden conducir a problemas más serios. En este sentido, el equipo dirigido por el científico del Instituto de Neurociencias Félix Leroy ya había hallado, mediante la investigación en modelos animales, una respuesta en una hormona que produce el cerebro de forma natural: la hormona liberadora de corticotropina (o CRH). Su equipo demostró en 2023 que la CRH, que era producida por las neuronas de la corteza infralímbica (donde se regula, entre otras, la expresión emocional y la alerta), envía una señal hacia el septum lateral -una región que regula los comportamientos motivados como la socialización o la búsqueda de alimento y seguridad-, lo que suprime las interacciones sociales con ratones familiares.
Según explican los científicos, este circuito contribuye a reducir la preferencia por las relaciones familiares y aumenta la predilección por la novedad social que muestran los ratones adultos. Además, los científicos vieron que cuando los ratones tenían dos semanas de vida, presentaban un aumento en la densidad de las neuronas infralímbicas que liberan CRH, lo que estaba directamente relacionado con un cambio en el desarrollo de la preferencia social de los ratones jóvenes, que pasaban de elegir compañeros familiares a nuevos congéneres.
Mediante una combinación de técnicas electrofisiológicas, quimiogenéticas, optogenéticas, de registro de calcio y de silenciamiento génico, el equipo ha demostrado que esa hormona modula las preferencias de socialización. Según explica el científico del IN-CSIC-UMH, “nuestro equipo ha observado que, con el uso de hormonas, se pueden modular las preferencias de socialización y favorecer la interacción con individuos nuevos, facilitando así la creación de nuevos vínculos sociales”. Esta respuesta es de especial interés para tratar trastornos relacionados con la apatía, la fobia o la ansiedad que algunas personas pueden desarrollar en entornos sociales poco familiares.
El descubrimiento puede ser un paso inicial para el desarrollo de tratamientos basados en esta molécula natural, que se ha empezado a probar en ensayos preclínicos de fase 1, ya que hasta la fecha no se han detectado efectos secundarios y los resultados son prometedores. Supondría una alternativa a los tratamientos vigentes que en el caso del trastorno de ansiedad social o de personalidad evitativa se basan en la terapia conductual sola o combinada con antidepresivos o ansiolíticos, que sólo mejoran los síntomas parcialmente y pueden provocar efectos secundarios adversos. Actualmente no hay ningún medicamento para el trastorno de ansiedad social (TAS) recomendado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) o la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Los investigadores están negociando con empresas farmacéuticas interesadas en la licencia de la patente para el desarrollo de tratamientos basados en esta tecnología. Se trataría de la primera molécula específica para tratar los trastornos sociales de ansiedad, que evitaría el uso de otros fármacos sintéticos no específicos, así como sus efectos adversos.
Fuente imagen: Instituto de Neurociencias