Motivar a los adolescentes para que aprendan en las clases de educación física, independientemente de los resultados que obtengan, es clave para conseguir que practiquen deporte fuera del horario escolar y durante toda su vida. Esta es una de las conclusiones de la tesis doctoral ‘Motivación, creencias implícitas de habilidad, competencia percibida y flow disposicional en clases de educación física’, realizada por David González-Cutre Coll y codirigida por el profesor de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Juan Antonio Moreno Murcia

Los profesores de la UMH del Grupo de Investigación en Comportamiento Motor realizaron dos estudios, uno correlacional para analizar la relación entre diferentes variables motivacionales, y otro cuasi-experimental para someter a prueba dichas relaciones. En el estudio correlacional participaron 895 alumnos, con edades comprendidas entre los 12 y 16 años.

Los resultados pusieron de manifiesto que el clima que el docente generaba en clase, que implicaba a la maestría, predecía positivamente la creencia de que la habilidad se podía mejorar (incremental), mientras que el clima que se apoyaba exclusivamente en el producto (entidad) se relacionaba positivamente con la creencia de que la habilidad no se podía mejorar. Ambos climas motivacionales predecían positivamente la competencia percibida. También se proporcionó un modelo explicativo del flow disposicional (estado psicológico óptimo en educación física donde todo fluye casi sin esfuerzo) en el que el clima tarea predecía positivamente las metas sociales de relación y responsabilidad y la competencia percibida del alumnado, y éstas, a su vez, predecían positivamente el flow disposicional. El clima ego también predijo positivamente el flow disposicional pero para ello era necesario que el alumnado se sintiera competente en la tarea realizada.

En el estudio cuasi-experimental se analizó el efecto de la transmisión de un clima tarea sobre todas las variables motivacionales que se habían estudiado de forma correlacional. Se llevó a cabo una intervención durante 5 meses de duración, con una frecuencia de dos clases por semana y un total de 26 sesiones. Los resultados revelaron que el clima tarea incrementaba las metas que aproximaban a la maestría, la motivación intrínseca, la regulación identificada y la regulación introyectada del alumnado. Además, tanto en un clima tarea como en un clima que combinaba la tarea y el ego se fomentaba el flow disposicional.

En primer lugar, esta investigación ha permitido clarificar cómo funcionan algunos de los procesos motivacionales que tienen lugar en las clases de educación física. En segundo lugar, revela que el docente de educación física juega un papel importante para fomentar la motivación más positiva del alumnado, a través del uso de estrategias motivacionales centradas en la tarea. En definitiva, estos resultados aumentan el conocimiento sobre las variables motivacionales relacionadas con la adherencia a la práctica de actividad física en la adolescencia.

Elche, 12 de marzo de 2009