Más de la mitad de los adolescentes están preocupados por su privacidad, exposición online y protección técnica en el uso de nuevas tecnologías
9 marzo 2021
Un estudio en el que han participado 753 estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria y Formación Profesional de la provincia de Alicante revela que el 51,5% (388) muestra preocupación por su privacidad, por la protección en su exposición online y por una mayor protección técnica, frente al 48,5% (365) que presenta un menor grado de preocupación por estas cuestiones cuando utilizan las nuevas tecnologías de la información, comunicación y ocio. Este informe ha sido elaborado por la Cátedra Buen Uso de las TIC e impulsado por la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, en colaboración con la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.
Los alumnos participantes en el estudio, titulado ‘Actitudes y conductas de privacidad en una muestra de adolescentes de la Comunitat Valenciana’, tienen entre 12 y 17 años y pertenecen a nueve centros educativos públicos de cinco poblaciones de la provincia de Alicante. La finalidad de este trabajo es conocer los niveles de actitudes y conductas de privacidad y seguridad online entre los/as adolescentes de la Comunitat Valenciana.
La consellera Carolina Pascual ha destacado “la importancia de poner en marcha iniciativas que permitan a las y los adolescentes adquirir herramientas de autoprotección”. En este sentido, ha incidido en que “a pesar de que podamos pensar que son nativos digitales, también necesitan un acompañamiento y tomar medidas que reduzcan su exposición, al tiempo que hagan que su socialización en las redes sea positiva y responsable”. Por su parte, la directora general para la Lucha contra la Brecha Digital, María Muñoz, ha añadido que la Cátedra de Brecha para el Buen Uso de las TIC “tiene entre sus funciones detectar esta brecha entre la población adolescente, con la finalidad de adoptar medidas preventivas y convertir a las y los jóvenes en agentes de cambio en su entorno”.
Concretamente, el análisis señala que los perfiles de menores que se caracterizan por una mayor preocupación por su privacidad, exposición y protección, se conectan menos horas a Internet, tienen un menor número de contactos en sus redes sociales y una mayor mediación parental activa. Además, este grupo tiene o ha tenido menos experiencias de cyber-victimización o desagradables en la red.
Por otro lado, el alumnado menos preocupado por su privacidad, exposición y protección es el que más horas se conectan, el que mayor número de contactos tiene en sus redes sociales, así como el de menor grado de mediación parental activa, además de haber tenido mayor número de experiencias de cyber-victimización o desagradables en la red. En función del sexo, el análisis de estos perfiles indica que los chicos tienden a mostrar un menor grado de preocupación y protección. Así, el 57% de las chicas pertenecen al perfil con mayor privacidad, frente a un 43% que presenta un perfil con menor privacidad. En el caso de los chicos, estos porcentajes se invierten.
Por edades, la preocupación por la privacidad desciende significativamente a medida que aumenta la edad de los menores. Un mayor porcentaje se sitúa en el perfil con menor grado de preocupación y protección de la privacidad y pasan de un 41% a los 12 años a un 68.2% a los 17 años. El informe, también, señala que la edad de inicio de uso de las nuevas tecnologías de la información, comunicación y ocio por parte de los adolescentes es de 12 años y que el 66% del total se conecta a redes sociales a diario y un 40% lo hace más de dos horas diarias. En cuanto al número de contactos en redes sociales, un 24,4% declara tener más de 300 ‘amigos’.
Asimismo, del total de alumnos entrevistados, el 93% prefiere conectarse con el smartphone y un 10% utiliza todas las tecnologías disponibles indistintamente. Al respecto, el director de la Cátedra de Brecha Digital y Buen Uso de las TIC, el profesor de la UMH Daniel Lloret, ha indicado que “relacionarse y comunicarse de manera online es una actividad cotidiana entre los menores. El 70% de los y las adolescentes de 15 a 17 años se conecta a diario a las redes sociales y uno de cada dos más de dos horas diarias y, en estas relaciones, intentan mantener un equilibrio entre la preocupación de proteger su privacidad y la presión de compartir información personal”. Además, el profesor de la UMH ha añadido que “en un mundo cada vez más digital y mediático, ser consciente de la protección de la privacidad es vital para nuestra seguridad. En este sentido, el Marco Europeo de Competencias digitales DigiComp 2.1. identifica a la privacidad como una de las cinco habilidades clave para la correcta alfabetización digital. Para aproximarnos a este fenómeno, hemos analizado tres aspectos de la protección de nuestra identidad digital: el grado de exposición voluntaria de información personal, el uso de técnicas, configuración de perfiles y software, y el nivel de consciencia y preocupación de la privacidad”.
A pesar del incremento de investigaciones en este ámbito en los últimos años, en España y en la Comunitat Valenciana son escasos los trabajos que han descrito las conductas de privacidad en adolescentes y han tenido en cuenta la privacidad como factor de riesgo/protección en el estudio de usos, hábitos y riesgos online. Tampoco se han propuesto perfiles en función de sus actitudes y conductas de privacidad. Por ello, el análisis realizado se centra en identificar perfiles que ayuden a comprender qué factores relacionados con los niveles de privacidad y exposición de los menores en las redes sociales pueden estar relacionados con un mayor riesgo online. Además, investiga características sociodemográficas (sexo y edad) y características contextuales (intensidad de conexión y número de contactos en redes sociales/aplicaciones de mensajería) de la muestra de alumnos.
En general, la muestra de estudio se caracteriza por niveles medios de preocupación por su privacidad y de protección en la exposición. La preocupación por la protección técnica, en términos generales, es menor. Aun así, entre un 8,9 y un 38,5% del alumnado informa de conductas que no protegen su privacidad. En concreto, uno de cada 10 publica fotos que no agradarían a sus padres, publica toda su vida en redes sociales e introduce datos personales siempre que un sitio web se lo pide. Cuatro de cada 10 aceptan la mayoría de solicitudes de amistad y tres de cada 10 no usan bloqueadores de pop-up ni eliminan cookies con regularidad. La mitad de la muestra no cambia sus contraseñas de acceso con regularidad y un tercio no se preocupa porque otros reenvíen sus mensajes y fotos. Asimismo, tres de cada 10 no lee las condiciones de privacidad antes de registrarse en una web o red social. En cuanto a intensidad de conexión y número de contactos, los adolescentes que se conectan puntualmente muestran mayor grado de protección en su exposición online que aquellos que se conectan un mayor número de horas al día. Del mismo modo, el grupo de menores con menor número de contactos muestra mayor preocupación por la privacidad que los grupos con más 100 contactos.
Proteger los datos personales y la privacidad en entornos digitales, entender cómo compartir la información personal protegiéndose a sí mismo y a los demás o conocer cómo los servicios digitales utilizan una “política de privacidad” para declarar cómo se utilizan los datos personales son habilidades necesarias para la ciudadanía digital. Por tanto, objetivo del Marco Europeo de Competencias digitales DigiComp 2.1.
La preocupación de la población, de los expertos y de la administración pública ha impulsado un creciente interés de la investigación en este campo. Sin embargo, no se tiene constancia de la existencia de instrumentos válidos y fiables que permitan evaluar actitudes y conductas de privacidad en adolescentes. Por ello, un objetivo de continuidad del presente estudio es desarrollar y validar una escala que posibilite la detección del nivel de vulnerabilidad de los menores. Un instrumento así ayudaría a tomar decisiones sobre las medidas de protección a implementar. Otra línea de trabajo consiste en el diseño, implementación y evaluación de intervenciones formativas y preventivas que refuercen la protección en entornos online entre adolescentes.