La ingesta de alimentos ultraprocesados afecta negativamente a la flora intestinal, según un estudio en el que colabora la UMH

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26 junio 2025

El aumento global del consumo de alimentos ultraprocesados se ha convertido en un fenómeno preocupante, ya que ha sido vinculado con diversos problemas de salud como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos metabólicos. Normalmente, la investigación respecto a este tema está centrada en las características nutricionales de estos alimentos y no en su impacto en otros aspectos del cuerpo. Por ello, un estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red del Instituto de Salud Carlos III, en el que ha colaborado la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), ha analizado cómo los ultraprocesados influyen en la flora intestinal de los adultos mayores con sobrepeso u obesidad y ha concluido que tienen un efecto negativo.

“Los alimentos ultraprocesados son aquellos que se elaboran industrialmente usando sustancias derivadas de los alimentos, junto con aditivos alimentarios e ingredientes superfluos, como los colorantes”, explica el profesor del área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UMH y colaborador del estudio Jesús Vioque. Según el experto, aunque los ultraprocesados están diseñados como productos de fácil consumo, con buen sabor y una extensa vida útil, no suelen contener los nutrientes presentes en otros alimentos. “Además, aportan grasas y azúcares de manera desproporcionada”, señala el profesor, “por lo que un consumo habitual puede ser perjudicial para la salud”.

El método usado para evaluar el impacto de los alimentos ultraprocesados en los participantes fue el análisis de sus heces. De esta forma, los investigadores pudieron medir la cantidad de bacterias de la flora intestinal presentes en su tracto digestivo, además de otros elementos vitales para su organismo. Tras el análisis, pudieron asociar el consumo de los alimentos ultraprocesados con una disminución en el número de bacterias beneficiosas y metabolitos responsables de la transformación de nutrientes en energía.

Para realizar el estudio, los investigadores entrevistaron a los participantes sobre su dieta y su estilo de vida, les realizaron mediciones antropométricas y recolectaron una muestra de sus heces. Entonces, se les asignó aleatoriamente al grupo de intervención y al grupo control. El grupo de intervención seguiría el programa PREDIMED-Plus, basado en una dieta mediterránea baja en calorías, en la promoción de la actividad física y en el apoyo conductual para la pérdida de peso. El otro, en cambio, mantendría su estilo de vida. Un año después, se repitieron las entrevistas, las mediciones y la recogida de heces.

En el estudio participaron un total de 385 individuos procedentes de centros sanitarios de Alicante, Barcelona, Reus y Valencia. Se incluyeron hombres y mujeres de entre 55 y 75 años, con sobrepeso u obesidad, que no padecieran una enfermedad cardiovascular al comienzo del estudio y que cumplieran al menos tres criterios de síndrome metabólico. Este síndrome es un conjunto de factores que aumentan la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus tipo 2.

Según Sandra González Palacios, investigadora del grupo de Epidemiología de la Nutrición de la (EPINUT UMH) y colaboradora del estudio, los resultados mostraron que los participantes que habían seguido el programa PREDIMED-Plus habían sufrido una gran reducción en su índice de masa corporal y la circunferencia de su cintura, así como una mejora significativa en la actividad física y el consumo de fibra. “En la primera medición, los participantes con más alimentos ultraprocesados en su dieta tenían una cantidad menor de microbiota en su tracto intestinal, lo que afecta negativamente al metabolismo energético y a la función inmunitaria”, explica la experta.

Además, se observó que la dieta alta en ultraprocesados estaba vinculada a una menor concentración de ácido pipecólico en las heces, un aminoácido producido por bacterias de la flora intestinal que contribuye a la modulación inmunitaria. “Una cantidad reducida de ácido pipecólico puede incentivar procesos inflamatorios que son perjudiciales para el cuerpo humano”, afirma González. “Aunque a veces se usa el término ‘inflamación’ como sinónimo de ‘sentirse hinchado’, no son lo mismo”, puntualiza la investigadora: “la hinchazón es una molestia digestiva puntual, pero la inflamación celular es un proceso más sostenido que afecta al funcionamiento del organismo y que tiene que ver —en el caso de las dietas abundantes en ultraprocesados— con esa falta de ácido pipecólico”.

Como el ácido pipecólico no se encuentra de forma abundante en los alimentos, la experta recomienda consumir legumbres, frutos secos no procesados, pescado azul, huevos y algunos cereales integrales. “Estos alimentos contienen lisina, el aminoácido que el cuerpo necesita para fabricar ácido pipecólico”, señala la investigadora. El grupo EPINUT UMH lleva años aportando evidencias científicas sobre la dieta mediterránea, a la que consideran un patrón alimenticio con efectos antiinflamatorios, sobre todo si se complementa con el ejercicio y la abstención del tabaco y el alcohol.

Aunque las dietas antiinflamatorias se publicitan como buenos métodos para perder peso, no existe base científica que las respalde. La inflamación es la respuesta natural del cuerpo ante infecciones o lesiones, pero puede volverse perjudicial si se alarga mucho en el tiempo. Por lo tanto, no tiene ninguna relación con sentirse “hinchado”. La dieta mediterránea es lo más cercano a un patrón alimenticio con efectos antiinflamatorios.

Al interpretar los resultados, debe tenerse en cuenta la naturaleza observacional del estudio y que todavía no hay mucha evidencia científica acumulada sobre el tema. Los autores del estudio afirman que se necesitan futuras intervenciones dietéticas aleatorias para confirmar las asociaciones observadas y aclarar las relaciones temporales entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la salud intestinal.

Artículo: Atzeni, A., Hernández-Cacho, A., Khoury, N. et al. The link between ultra-processed food consumption, fecal microbiota, and metabolomic profiles in older mediterranean adults at high cardiovascular risk. Nutr J 24, 62 (2025). https://doi.org/10.1186/s12937-025-01125-5

Fuente imagen: Archivo.